Florentino Rodao
Los estudios sobre Asia en Nueva Zelanda progresan lentamente bajo la estela marcada por su vecino mayor australiano. Siguen el impulso económico del país y de la región, muestran una progresiva tendencia a desvincularse del eurocentrismo imperante del pasado y acusan cada vez más las consecuencias de una aventurada reforma de la financiación universitaria centrada en los préstamos a los estudiantes, que está produciendo un descenso en las carreras como las humanísticas, donde las perspectivas de empleo al acabar no son inmediatas. Una muestra de esta situación fue la decimotercera conferencia de estudios asiáticos de Nueva Zelanda, celebrada entre los días 24 y 27 de noviembre de 1999 en la Universidad de Otago en la población de Dunedin (120.000 habitantes), en la parte más al sur de la isla meridional, donde se acaban de poner en marcha este tipo de estudios. En este marco tan alejado de Europa, pero repleto de estudiantes asiáticos, se celebró la conferencia de asianistas probablemente más meridional que se haya tenido lugar nunca.
El tema general fue “Nacionalismos asiáticos en una época de la globalización,” pensando en los momentos históricos que se viven ante el cambio de milenio y la gran mayoría de los aproximadamente 120 conferenciantes trataron, directa o indirectamente, sobre este tema. Tras una rápida inauguración, la primera conferencia fue ofrecida por Gavan McCormack, profesor de la Australian National University que es también autor del famoso libro The Emptiness of Japanese Affluence (M.E. Sharpe, 1996). McCormack, bajo el título “War, Memory and nationalism in Japan at the End of the Century” habló de la redefinición de la identidad nacional que Japón vive en los momentos actuales, considerándolos no como la consecuencia de supuestas particularidades japonesas, sino de decisiones así como de la evolución de las fuerzas globales. Enfocándose en los recuerdos de la Guerra en Asia como parte de este discurso nacionalista, McCormack se refirió a las campañas para ensalzar Japón y de cómo la gente era animada a animarse mientras que los sucesos de la guerra mundial son objeto de continua controversia e incluso de intentos de sanitización, tal como ocurre en los libros de historia o con los intentos de la Liga de los Miembros de la Dieta para la Aprobación de una Historia Correcta. Estos hechos los interpretó McCormack, esencialmente, como un una campaña para restructurar el Estado y como producto de una profunda nostalgia por el viejo Japón. Se refirió a una campaña para restaurar la “verdadera japoneidad” según la cual el Emperador debería ser restaurado a la centralidad
Dentro de los numerosos paneles, se discutió sobre Japón en varios aspectos. Nakao Hidehiro analizó la reciente elección a gobernador en Tokio tras la que salió elegido Isihara Shintaro, co-autor del famoso libro El Japón que puede decir ¡No!. Nakao achacó su victoria principalmente a aspectos coyunturales, tales como su buena facha o ser hermano de un popular actor, pero sobre todo quiso compararla con la elección del gobernador anterior, Aoshima Yukio, un famoso actor que en su campaña ni hizo campaña ni gastó dinero. Pero tampoco olvidó las diferencias entre ambos contendientes: Ishihara y Aoshima provienen de dos diferentes mentalidades, por un lado el que denuncia la constitución y por el otro el que le ve como el modelo supremo, pero también ambos critican la presencia de bases estadounidenses en su propio territorio y ambos han tenido lo que la prensa denominaba una actitud femenina (yoseitekina seikaku). La profesora mongola Li Narangoa, por su parte, habló del impacto de la ocupación japonesa en el nacionalismo mongol, teniendo en cuenta que comprende tanto la Mongolia Exterior como la Interior, y que desde principios de siglo ha estado dividido, por lo que conceptos como Panmongolismo o Nacionalismo tienen distinto significado en el Norte Independiente o en el Sur adscrito a China. Narangoa habló sobre el período japonés en las décadas de 1930 y 1940, y el impacto que tuvo en ese nacionalismo y, a tenor de las personas entrevistadas en su investigación que vivieron ese período recogió una impresión generalmente favorable, a pesar de la división administrativa de esos momentos, porque entre una parte quedó adscrita al Estado del Manchukuo y otra bajo otro gobierno diferente.
Otra de las conferencias sobre Japón fue la pronunciada por el famoso profesor Kosaku Yoshino, autor del libro más conocido sobre la Nihonjinron Tesis sobre los japoneses, o ideas sobre la distintividad nacional, Cultural Nationalism in Contemporary Japan. Yoshino resumió las características de cómo se espera que sean los japoneses: menos lógicos, más intuitivos, con una ética situacional y más proclives a entenderse con otros japoneses por medio del entendimiento enfático. Explicó las características de ese pensamiento popularizado entre los japoneses que les hace llegar a pensar que su cultura es única, sin comparación, e inferir en consecuencia la imposibilidad de los no japoneses por llegar a comprenderles. Su postura crítica ante estos planteamientos y remarcar claramente la necesidad de que Japón dé pasos adicionales para acercarse a los países de Asia Oriental chocó, sin embargo, con la renuencia a comparar la Nihonjinron con otras ideas parecidas en los últimos tiempos en Asia, tales como los valores asiáticos, o las publicaciones en China con títulos tan claramente copiados del Japón como es el deLa China que puede decir ¡No!. En el turno de preguntas, Yoshino rehusó hablar sobre ello afirmando no haber leído este libro chino y sobre los valores asiáticos, tras la insistencia de algún asistente, afirmó que habían durado muy poco tiempo para poder analizarlo. Teniendo en cuenta que la Nihonjinron es una clara muestra de autoafirmación nacional, en absoluto privativa de Japón, la respuesta resultó curiosa, pero sugiere la escasa predisposición a comparar procesos ocurridos en Japón con otros ocurridos en países vecinos, siquiera por aquellos críticos con el sistema dominante.
La crisis financiera asiática no podía estar ausente de la reunión y fue el tema de las otras conferencias principales, entre las que destacó la del profesor de la Universidad de Melbourne Peter Lloyd, quien habló sobre “Apertura y Crecimiento en el Asia Oriental antes y después de la crisis”. Lloyd habló de los problemas que los países asiáticos han tenido, principalmente en el caso financiera, porque señaló que las economías de los países recientemente industrializados o NICs han estado relativamente abiertas al intercambio de bienes, pero no de servicios. Un ejemplo ha sido la escasa transparencia de los bancos, como suelen ser la carencia de informes anuales y demás formas de supervisión externa que vienen a denominarse corporate governance, las cuales han salido a la luz a lo largo de la última crisis. Teniendo en cuenta que la crisis ya está en fase de superación, Lloyd se refirió a un futuro de crecimiento, pero más lento que el pasado, basándose para esta previsión en las debilidades intrínsecas del mercado de estos países, así como en las crecientes dificultades que sus exportaciones encontrarán en el futuro debido a los impedimentos cada vez mayores en otros mercados mundiales, tales como la Unión Europea, Nafta o Mercosur. Son razones comprensibles, aunque ya apuntadas por Lloyd por el mismo antes de la crisis financiera, por lo que recibió fuertes críticas por parte de otros profesores, que también discutieron sobre la necesidad de especificar mejor las consecuencias positivas y negativas de la liberalización, así como de la bondad tan intrínseca de fijarse en el crecimiento como objetivo prioritario. Dos conferencias enfocadas directamente en el tema de la conferencia, la de Prasenjit Duara, de la Universidad de Chicago, que dentro de la conferencia dedicada al padre de los estudios sobre Asia en Nueva Zelanda en Australia, Nicholas Tarling, disertó sobre “Pan-asianism: The Discourse of Civilization among Nation-sates” y la de Arvind Das (Institute for Studies in Industrial Development) sobre “The End of Geography: Nationalism in the Age of Globalisation” mostraron la diversidad de perspectivas en que se puede plantear este debate.
La conferencia, quizás la más meridional que se haya celebrado nunca sobre estudios de Asia, fue un claro ejemplo de la situación de los estudios asiáticos en el país: un buen número de estudiantes, muchas ausencias entre los conferenciantes y ponentes escogidos que se habían preparado escasamente sus textos. A pesar de ello, el nivel de los debates tanto dentro como fuera de las conferencias fue muy interesante y relajado, producto en buena parte del entorno “kiwi” de la conferencia. Relajado, afable, con un buen número de profesores que prefieren la mayor seguridad de trabajo en este país antes que las demandas de publicación cada vez mayores en Australia o Estados Unidos y, por último, unas expectativas de crecimiento. Aparentemente, tanto los estudios sobre Asia dentro del mundo universitario como las futuras relaciones del país con esta región serán impulsadas por el nuevo gobierno laborista surgido de las urnas el sábado 27 de Noviembre de 1999, día de clausura de la conferencia. Pero si bien en Australia y Nueva Zelanda las diferentes opciones políticas pueden verse plasmadas en un mayor enfoque en las relaciones con Asia o bien en el predominio de las relaciones privilegiadas con Occidente, la situación en España es bien diferente: las relaciones con Asia siguen huérfanas. Tanto de padre como de madre.