Para una Tesis Doctoral, era preciso cambiar. Por un lado, las relaciones con Thailandia ya no daban más de sí y, por el otro, era ineludible contar también con la documentación del país asiático que escogiera. Así, de acuerdo con mi director de la Tesis, indagué en la documentación del AMAE, me matriculé en chino y en japonés en el centro de estudios Africanos y Orientales de la Universidad Autónoma.
Tras unos meses, escogí Japón. En primer lugar, porque el idioma me pareció menos difícil que el chino. En segundo, porque encontré documentación muy sugerente sobre las relaciones con este país: indicaban mucha tensión. Más allá de eso, la información de partida era muy escasa. De hecho, incluimos una limitación temporal muy vaga “Durante el primer franquismo” que permitiera modificar la Tesis en función del material.
Pensando que las relaciones hispano-japonesas serían de escasa importancia, recopilé documentación primero hasta el año 1956, después sólo hasta 1953 y por último, el ámbito se redujo al año 1945. Esa documentación relativa al período posterior a 1945 me sirvió para publicar un artículo sobre Asia Oriental en la inmediata posguerra para el franquismo, y su significado como puerta trasera hacia Estados Unidos.
Considero que también puede ser denominada una “política de sustitución” parecida a las que se refería el Ministro Fernando Morán sobre el franquismo al referirse a las relaciones con el mundo árabe o con Latinoamérica.
Investigo en Archivo de Exteriores
Pero aparte de delimitar el estudio cronológicamente, la necesidad más crucial era, obviamente, conocer profundamente la historia de Japón y su política exterior para poder contextualizar correctamente el estudio. La Tesis no podía limitarse a analizar la proyección española en Japón, sin contar con la perspectiva nipona, y por ello seguí aprendiendo la lengua. Mientras solicitaba becas, comencé mi carrera laboral en el ámbito universitario con un proyecto para la automatización del Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores. Gracias a ello puedo considerarme un buen conocedor de esta dependencia, que plasmé en un artículo sobre sus fondos relativos a Asia Oriental que este Archivo sigue utilizando como referencia, y además fue crucial para que se me encargara también la catalogación y ordenación para su envío a España de los fondos de la Embajada en Tokio que no habían sido remitidos a España en 1953. Son unos fondos importantes para mi investigación puesto que incluyen todas las comunicaciones entre España y Filipinas durante la ocupación japonesa, puesto que en esos años hubieron de hacerse a través de Tokio y en inglés.
En 1990, llegue a la Universidad de Tokio con la categoría de investigador o kenkyusei (研究生) para un período de dos años. A excepción de los seis primeros meses intensivos dedicados al idioma, esta categoría no obligaba a asistir a ninguna clase y gracias a ello pude avanzar con la Tesis Doctoral y asistir por primera vez a los congresos de historiadores de la región, tales como los de la International Association of Historians of Asia (IAHA), la Pacific History Association (PHA) o los de historiadores japoneses. Conseguí el grado de doctor en enero de 1993, con la máxima nota, Cum Laude con unanimidad, en parte gracias al esfuerzo del profesor Pereira desde Madrid por solventar los problemas burocráticos, y allí tuve la suerte de contar entre los miembros del tribunal, a Martínez Carreras, a Leoncio Cabrero y, de fuera de la Complutense, a Manuel Espadas Burgos (CISC), a Yoshitaka Kondo, de la UAM, y a Enrique Ucelay (UPF). La tesis no ha sido publicada porque el programa de la Complutense de publicación de Tesis en papel acabó, precisamente, en diciembre del 92, aunque está disponible para consulta on-line en la página web del Cervantes virtual, situado físicamente, en Alicante.
Serie de Anexos que enriquecen la tesis y ayudan a comprender mejor los conceptos