1994 Boda John Coffee

Mi compañero de clase y la boda en el famoso templo

El suizo, contra mi

Se casa John Coffee, un canadiense que estuvo en el curso de japonés al que asistí durante seis meses. Fue amigo desde mi llegada, y vivió el enfrentamiento del suizo en la clase de japonés al llegar. Éramos seis en clase y me habían puesto en un nivel alto porque había estudiado japonés dos años atrás, pero apenas recordaba incluso leer hiragana. A los demás no les importó, pero al suizo si, incluso vino a mi habitación a pedirme que me cambiara al grupo con un nivel más bajo. Como una hora intentando convencerme; creo que se quería especializar en los territorios del norte. Me vino bien para dedicarme a estudiar y el día que la profesora dijo refiriéndose a mi “Los monos también se caen de los árboles [Saru mou ki kara ochiru]” porque había tenido un error en un examen, a quien le miraba con satisfacción era a John

Los compañeros de la clase de japonés

La verdad que todos me apoyaron. Los dos de Bangla Desh eran unos tíos muy majos. Uno de ellos, médico de Chittagong, es quizás el hombre más inteligente que he conocido, sorprendió a los japoneses por cómo había aprendido el japonés [me aconsejaba, lo primero, aprender la estructura] e hicimos mucha amistad porque tenía su habitación enfrente de la mía, y a veces estudiamos juntos e incluso me invito a comer en un restaurante bengalí. Me contaba que se tenía que casar con su novia para que cuidara de su madre cuando envejeciera, tenía muy claro que no podía cambiar. El otro de Bangla Desh era diferente, estudiaba cosas de piscifactorías, sabía cuando los peces tenían diarrea. Todo el tiempo estaba haciendo bromas, y de todo tipo: “para los hermanos: y se tira eructos por doquier.” Se hurga también las narices tan tranquilo y de vez en cuando hemos olido algo por ahí. El médico tampoco se ha quedado corto (una vez pidió perdón)

y a veces se generó un silencio sepulcral cuando el profesor se cortaba y dejaba de hablar. El filipino es gay reconocido y algún día le vi como esperando a alguien en el metro de Shibuya y me hizo pensar si estaba ofreciendo su cuerpo. A veces me preguntan por palabras de español y un día les enseñé las palabras mariquita y maricón. “Maricón, es un tío así como con bigotes, pantalones de cuero…” y seguí con el “mariquita” y, mirando al filipino, “algo así como eres tú.” Nos reímos mucho. Un día fuimos a comer con una profesora e hicimos en invitarla porque ella nos había invitado a todos. El caso es que fue un numero porque ella se resistía y el del restaurante no sabía qué hacer. 5000 yenes. El suizo dejó de ir a clase. Llamó para decir que no tenía tiempo y parece que se cogió un profesor particular; ni se despidió ni nada de nosotros. 

 

John en busca de novia japonesa

John estaba como loco por tener una novia japonesa, me contaba sus historias. Se casó en el Meiji Jingu-mae, el templo en Harajuku, me dijo que por ser el lugar con la ceremonia más barata; como priva hacerlo a lo católico, la budista es la más barata. Se casó “por las visas”, porque su novia japonesa la necesitaba para vivir en Canadá. También se casó de esa forma Jecar, que consiguió un trabajo pero su novia (o pre-mujer) no y quería que le ayudara con lo de la boda.

La boda

No tengo escrito nada sobre ella, como otra cualquiera con la emoción añadida de ese feeling y esa alegría suya por salir en mis fotos. Gente muy agradable y muchas risas, aunque ya no se nada, ni de John, ni de su mujer ni de esos compañeros con los que compartí los seis meses estudiando, aunque la verdad echo de menos al medico de Chittagong y sus conversaciones.

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