1994 Marshall Islands

Vender soberanía en el Pacifico americano

Las islas Marshall es otro país curioso. Famoso por vender soberanía de alguna u otra manera, de la forma más famosa, emitiendo filatelia o de monedas sin curso legal, porque mucha gente, por ejemplo, se quiere comprar todas las series de tortugas en el mundo, o de flores exóticas, o de lo que sea; si no me equivoco, en un solo año hicieron 200 series distintas de sellos. Y muchos alemanes compraron la emisión de monedas con la cara de Beckenbauer porque era de curso legal -solo en teoría. Más problemática es la presencia tan evidente de los militares de Estados Unidos, que ya desde la Guerra Del Pacífico cantaban: “To be specific, it’s our Pacific”. En muchas de sus islas se han probado y misiles, como en Eniwetok, o armas nucleares, como en Bikini, en donde hay que remover toda la tierra para que se pueda vivir de alguna forma. Cuando llegué, el gobierno se estaba planteando vender para siempre una isla de estas que están destrozadas para cementerio nuclear. Como en Estados Unidos hay problemas para encontrar un terreno válido para enterrar los residuos nucleares de baja actividad, generados por hospitales, parece que el gobierno de Marshall se mostró dispuestos, y si no salió fue por la oposición interna dentro de Estados Unidos.

Navegación a partir de un volcán hundido

 La gocé sobre todo con el mapa pre-contacto que compré en un supermercado. Era la gente más diestra del Pacífico para navegar. Parece que lo utilizaban los oceanianos para viajar y hacerse una idea de islas y atolones, representadas por conchas, y corrientes, con las tiras de madera móviles, pero sobre todo permite hacerse idea del poblamiento del océano Pacífico, una de las grandes aventuras de la humanidad. El mapa abarca, a ojo de buen cubero, una extensión parecida a la de España, y de los lugares representados sólo conozco Kwajalein (una isla que es una base militar de Estados Unidos, en la que sólo pueden bajar militares americanos y la gente de servicio), pero es visible también Bikini, el bifamoso atolón, por las pruebas nucleares y por la (bi)pieza de baño, que adoptó una bandera especialmente provocativa hace unos años recordando la solicitud estadounidense de ceder el islote por ‘el bien de toda la humanidad’. “MEN OTEMJEJ REJ ILO BEIN ANIJ”: “Todo está en las manos de Dios”, según Wikipedia. También, el atolón de Jaluit, que dio el nombre a la Jaluit Gesellschaft, hasta la I Guerra Mundial la principal empresa del mundo de copra. Como se casaba una ex, Adelita, les mandé de regalo una canoa preciosa de regalo y metí también el mapa, seguro de que llegaría roto y resulta llegó perfecto y la canoa destrozada. Jejeje, una pequeña carambola poética, pero me contuve cuando abrimos el paquete. Compré también un libro, no encontré nada de Historia. Y una camiseta preciosa en el museo de historia, con un viejete con una carta de esas de madera y con un texto en marshalés que a ver quién lo entendía. La dejé a lavar en el hotel de Kiribati y resulta que se la quedó un famoso profesor al que le gustó mucho; le pedí que me la devolviera y me remitió una super hortera de Hawai

Figura y agua

Majuro, capital de las Marshall, es el primer atolón que he visitado que cumple con todos los requisitos. El punto más alto de la isla es un puente que no llega a los dos metros de alto con mucha corriente, hay que tener cuidado. La franja de terreno es larga como un día sin pan: 56 kilómetros de punta a punta, pero estrecha como ella sola. La mayoría del camino vas por la carretera y vas viendo el agua a los dos lados. Al fin y al cabo es como ir por el cráter del volcán hundido, aunque su circunferencia total debe ser de unos cien kilómetros porque algunas partes están cubiertas por el agua y además hay islotes totalmente separados. Y claro, por ejemplo, donde está el aeropuerto, pues ahí ya no hay más espacio que para que vaya la carretera. El aeropuerto, además, cumple otra función, la recogida de aguas, debe tener bastantes problemas de agua esta gente a pesar de lo que llueve. O recogen el agua en los tejados o sino no sé qué pueden hacer.

Cobros por doquier

Llegué a Majuro sin saber dónde iba a dormir; por no tener, ni siquiera tenía billete de salida de la isla, algo que es necesario tener en otras islas. Lo tenía reservado, pero no lo había comprado. No obstante, la gente allí es lo suficientemente choriza como para preocuparle el tiempo que te vas a quedar.  Te plantan una visa en el aeropuerto por 25 dólares, unas tres mil pelas, y al salir te cobran 15 dólares de Tasas de aeropuerto, o sea que en dos días que estuve me soplaron más de cinco mil pelas en tonterías de estas. Pregunté en el aeropuerto por alquiler de coches, pero eran cincuenta dólares y no estaba para gastarme eso, por lo que me metí en un autobús de esos de hotel con unos japoneses. Estaba bien el hotel aunque tampoco muy barato.

Todos contra los mormones

Al recepcionista del hotel le dije si quería un paquete de cigarros que tenía y me dijo, “no, porque soy cristiano.” Debía de ser mormón; les prohíben fumar y beber, pero no me extraña que tengan éxito, porque cuando beben cambian radicalmente.  Si hay en estas islas inflación de algo es de iglesias; hay de todas, incluida la Bahá’í que tiene pinta de ser como progresista; he encontrado una foto de su primera asamblea en los cincuenta. Son los mormones los que están revolucionando las relaciones internas, en parte porque son más estrictos que los otros  y en parte porque  tienen el dinero que necesitan. En Kiribati estuvimos hablando con las monjas católicas y nos dijeron que la anterior rivalidad entre católicos y protestantes ha cambiado totalmente con la llegada de los mormones, porque están cogiendo adeptos entre unos y entre otros. Ahora se llevan bien porque todos están contra los mormones, que tienen unas formas un tanto jetoides de captar a la gente. La gente puede ir a sus escuelas si se hacen mormones; pero si después se retiran les hacen pagarlo. Además dan becas para ir a estudiar a Hawai’i, donde hay un Pueblo del Pacífico para ver bailes y culturas tradicionales de todas las islas del Pacífico -me dieron un folleto de propaganda, lo recuerdo. Pues resulta que es de los mormones y todos los chavales que viven y que bailan allí son mormones con becas para hacer los estudios.

De Rita a Laura con los japoneses

En Majuro, para ver la isla, me enrolle con la pareja de japoneses que estaba en mí mismo hotel, así compartimos gastos de coche. Yo pedí uno por la noche al llegar pero me dijeron que el jefe tenía la llave, luego lo pedí por la mañana y seguían sin tener la llave y luego volví y parece que los japoneses también lo habían pedido y llevaban ya esperando como una hora a que apareciera el jefe con la llave. Total, decimos, pues nos llevamos otro aunque sea peor, pero no estamos dispuestos a esperar horas y horas a que aparezca la llave. Total, que íbamos al pueblo a otro alquiler y a última hora vinieron con la llave. Hicimos un recorrido obvio, de punta a punta, de Rita a Laura. El pueblo este de Rita se llama Durrit o algo así, pero en la guerra los soldados americanos lo llamaron Rita y así se ha quedado. Con Laura, algo parecido y así aparece incluso en los letreros de las carreteras.

Laura, lo más bonito

La isla no tiene nada de especial, sino lo sucia que está. Jopé con el encanto de los atolones, hay cada vertedero de basura que te quita todo el encanto, sobre todo en la parte esta donde hay gente: D-u-d, durrit y otras dos poblaciones que están una detrás de la otra. Luego está el puente ese que es el punto más alto de la isla, luego mi hotel, y luego como treinta kilómetros de franja hasta llegar a Laura, que eso sí que es bonito. A Laura es donde va la gente los domingos a la playa, hay más agricultura y es una zona bonita.

Fábrica de copra

Visité una fábrica de copra. Históricamente, ha sido uno de los principales productos de exportación de las islas del Pacífico porque era uno de los productos con mayores aplicaciones, desde lo militar a la comida (aceite de coco) y la cosmética: jabón, lápiz de labios, etc. Se saca del coco, pero no del coco cuando está verde, sino de cuando está marrón, es decir, cuando se ha formado la pelota dentro y el blanco que recubre el coco es más espeso. Cuando el coco está verde solo se usa para beber el agua que es muy buena para el riñón y que me he harté a beber. Debe de ser ese 3% de exportaciones de todo lo que importan.

Rascacielillos sin mucho sentido

El desequilibrio se compensa con territorio: un voto en la ONU y esa venta de soberanía, tan beneficiosa en la Guerra Fría: salió en la prensa mundial cuando la URSS mandó un buque pesquero suyo a espiar por la zona. Los edificios modernos son lo más interesante de ver. El edificio del parlamento se nota que está pagado por alguien (Estados Unidos, fijo) de lo moderno que está, con seis o siete plantas. Pero enfrente hay otro hotel como de ciento y pico plazas que está sin acabar desde hace nueve años. Propiedad de Nauru, que vendió sus fosfatos producto de los excrementos de millones de gaviotas y que no sabía que hacer con tanto dinero. Les aconsejaron invertir en inmobiliario, principalmente en hoteles por Asia y Pacífico, como el de Majuro, que sigue preparado para ponerlo en marcha desde hace un montón de tiempo. Hace unos años pidieron dinero como compensación por haber sido colonizados.

Historia

De cosas históricas, nada, hay un bunker japonés pero no se puede entrar adentro de lo mal que huele. Al lado tienen cerdos, gallinas y no sé cuántas cosas.

Divirtiéndome con los chavales

Confraternicé lo mío con la población local, especialmente con los chavales de la escuela de Rairok, cerca del aeropuerto. A simple vista, les note más americanizados que el resto de micronesios

En cuanto a paladares, fui con los japoneses al restaurante del hotel más famoso. Una pérdida de tiempo, hamburguesas, ramen y cosas de esas y estéticamente una horterada en plan americanoide. Luego fuimos al restaurante medio escondido, recomendado en la Lonely Planet y eso sí que fue un acierto. En plan local, pescado, riquísimo.

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad