1992 Recuentos de Españoles en Visayas

Una parte crucial del estudio

La comunidad española en las islas Visayas era uno de los objetivos de mi investigación. Por compensar la importancia de Manila, y por su propia importancia, ya que era donde estaba el negocio del azúcar, y por un entorno más proclive a la herencia hispana, siquiera por rivalidad con Manila. De hecho, los periódicos en español siguieron siendo predominantes tanto en Cebu como en Ilo-ilo hasta la Segunda Guerra Mundial, sus principales ciudades, mientras que en Manila predominaban los publicados en inglés.

Picornell había comprado España y el Pacífico

En 1992, estuve un solo día en Cebu, cenando con Santiago Picornell en uno de los mejores restaurantes. También escribía en la prensa de Cebu y en la de Manila. Le comenté sobre mis investigaciones y me dijo: «Pues yo he comprado en España hace unos meses un libro sobre la presencia hispana en el Oriente». No se acordaba ni del título exacto ni de la portada y después de dejarme su conductor, me llamó de nuevo y me dijo: «Pues sí, es su libro». Resulta que había comprado España y el Pacífico. Me hicieron otra entrevista en Manila sobre mis viajes, pero la foto estuvo un poco defectuosa, salió sin flash. Le pedí a la periodista que no mencionara lo de Naruhito.

Picornell tiene preparado un recuento

Para la entrevista en 1994, Picornell preparó cuatro hojas mecanografiadas, pero era reacio a contar problemas. La entrevista empezó repleta de banalidades, de hecho. Sobre actividades sociales, aseguró que «antes de la guerra se llevaba una vida bastante hogareña y familiar», tal como comenzaba su texto: «La comunidad española estaba bastante unida, pues se veían durante acontecimientos como cumpleaños de alguien o primeras comuniones…». Se iba mucho al cine, a ver películas en español; cifra como en un 10 % las películas en español, se acuerda de las de Benito Perojo, y entre las hechas en Hollywood, Ramón Navarro, José Mojica, Carlos Gardel, Tito Guizar y Andrés de Segurola. También se trajeron a Cebu sarswela, zarzuelas adaptadas al gusto filipino; señala la del maestro Viñas. Recordó también que se organizaban zarzuelas con gente local, financiadas por aficionados, como los Escaño. Entre la gente traída de España, recuerda a un prestidigitador llamado Cirrus y un mago llamado el Doctor Saa, de quien Xosé Díaz Díaz y Belén Fernández Guzmán escribieron una biografía O misterioso Doctor Saa. A histora do Conde de Waldemar, iluxionista, prestidixitador e telépata (2012). En los carnavales, una de las noches era reservada para la comunidad española; antes de los años treinta había una banda de música dirigida por el español Ramón Estella.

 

Comerciantes en la comunidad española en Cebú

Sobre la comunidad española en Cebú, estaba formada por entre 300 y 500 personas. El cónsul honorario durante la guerra civil, Silviano Cermeño, tenía una casa de empeños y daba reuniones en su domicilio, era claramente el líder de la comunidad. La mayoría de españoles eran empleados (Tabacalera, Gutiérrez Hermanos e Ynchausti) pero no había profesionales, sino principalmente comerciantes. Casaban con gente de clase alta: «Casi todas las buenas familias hablaban español», pero los estadounidenses más bien con la «clase media». 

 

Instituciones españolas en Cebú

En cuanto a las instituciones, había un pequeño Casino Español con un frontón de pelota y boleras, pero era la mitad del actual y envidiaban al de Iloilo. No se podían servir comidas. Aboitiz fundó el Hospital del Perpetuo Socorro. En el ámbito de la educación, había varios colegios hispanizados. El de la Inmaculada Concepción, regido por madres españolas (Hijas de la Caridad), daba con frecuencia veladas en español, a las que afirma que llegaban a asistir 300 personas. Hasta la actualidad, sigue teniendo fama. Había un colegio de párvulos llamado del Niño Jesús, un asilo y una imprenta de fama, la Imprenta de San José. El del Santo Niño, regido por los agustinos, enseñaba primaria y luego los extendieron a la intermedia. El de San Carlos, regido por los paúles, fue donde estudiaron Osmeña, Cuenco, Briones, Jakoslem, Cuis, Rodríguez, Sottos y los alonsos. Las iglesias españolas eran de agustinos, recoletos y paúles, y celebraban con gran esplendor las fiestas religiosas; no obstante, solo se daban misas en español en ocasiones especiales, como el día de Santiago. Ha visto (y oído) misas incluso en latín, aunque ahora solo las ofrecen los redentoristas, irlandeses, y los jesuitas.

Recuerdos de la ocupación japonesa en Cebú

Sobre la ocupación japonesa, el mismo Picornell fue acusado por las guerrillas de manejar una imprenta que sacó panfletos japoneses, aunque no se ordenó que lo mataran en cuanto fuera visto. Cermeño recibió una bofetada por decirle a un soldado que ayudara a otro; «pasteleaba» con los japoneses.  En la posguerra, recuerda el discurso profranquista de Mariano Jesús Cuenco en una sesión de la ONU en defensa de Franco, antes de que lo hiciera ningún otro país latino. 

 

Llegada a Negros

Desde allí viajé a la isla de Negros, la gran productora de azúcar en Filipinas. Gracias a una mujer que conocí en el viaje, estuve unas horas en Ayoncon para asistir a la fiesta de la nutrición y pude conocer un montón de Garcías, incluido un antiguo teniente de alcalde. Y de ahí, conocí también a unas señoras con un hijo en España trabajando de cantante que, por las direcciones que me enseñaron (Tenerife, Cádiz), debe ganarse la vida cantado en hoteles. 

 

Una reunión familiar de los Araneta

Fui a una pequeña reunión familiar de Aranetas, cuyo antecesor fue un criollo que luchó por la revolución y tienen familia en Manila: Tony Pet Araneta y Sylvia Araneta, viuda de Torres, que es la hija de Juan Araneta. Recuerdan que los españoles se asentaron en la tierra y se han hecho patriarcas de una gran familia, cosa que no ha ocurrido con los americanos. Su central azucarera era Ma-ao y la tierra se dividió en 19 partes. Primero votaron por Quezon y después por Roxas, porque tenían contactos con él.

 

Sin hacenderos en Bacolod

En la capital de Negros, Bacolod, no encontré ningún hacendero vasco de los que había en tiempos de la guerra mundial. Todos, o se volvieron a España o sus hijos ya están totalmente filipinizados. Gastosoloa, según me han contado, tenía una casa con un antiguo caserío vasco que era como vivir en Euskadi, pero parece que un día llegó la guerrilla del NPA, se les enfrentó y le mataron. 

 

Central Azucarera La Carlota

Tampoco me supieron dar cuanta de nadie en el Hotel de las Rocas, pero lo que sí funcionó fue la Central Azucarera de la Carlota, que conocía por los documentos de la tesis. Su director se llamaba Paco Ordoñez y siguió estando dirigida por españoles hasta hace unos años, pero la única relación actual es el nombre de los dueños: Elizalde.  Me trataron fenomenal, armado apenas con mi tarjeta de visita japonesa y diciendo que era un historiador español y deseaba visitar la central. Me enseñaron los pequeños trenes con máquinas del año 1912 para llevar la caña a la Central Azucarera; como ya no fabrican esos trenes, cuando se rompe alguna pieza tiene que hacerla ellos mismos. Supongo que, si llega a ser al revés, habría sido muy distinto.

Mabel Alampay, una ayuda crucial

La entrevista más complicada fue con Julito Jiménez, el 11 de junio de 1994, que no quería ser entrevistado y solo aceptó por la insistencia de Mabel. Al final me enteré del porqué de ese rechazo: Antonio Quilis, el gran experto en el español de Filipinas, le había tenido horas y horas preguntándole cómo se decía cada palabra y su significado. Y reconoció que conmigo había sido diferente, un placer incluso. Julito es el único español en Bacolod que no es hacendero y no tienen ningún contacto con los españoles de Manila.

Dominio español en Iloilo

Iloilo era un pequeño Manila, había mucho extranjero y la mayor parte de las compañías americanas estaban dirigidas por españoles. Los españoles dominaban Iloilo, tanto en la lengua como políticamente. Víctor Jiménez, su padre, era falangista, «como la mayoría de Iloilo» y el gerente del Banco de las Islas Filipinas (BPI), donde siguieron escribiéndose los libros de cuentas y demás documentación en español hasta los años 50 y más. Sobre el español, dice que en el comercio se usaba a la par con el inglés y se perdió después de la guerra. Belén Alampay, que me estuvo ayudando a encontrar entrevistados, recordó que su abuelo era un juez izquierdista y nacionalista, que amaba lo español y odiaba lo americano. Los chinos y japoneses hablaban muy bien el español y con el comienzo de la ocupación japonesa ya parece que las cosas y esa influencia española habían cambiado. 

 

Ocupación japonesa en Ilo-ilo

Sobre la ocupación japonesa, la compañía le obligó a su padre a volver de Manila a Ilo-ilo para abrir el banco y vivieron esos años con Gonzalo Yrezabal, su tío. Los dueños de la Central Azucarera de Asturias, españoles, se fueron a los montes porque el marido era americano. Recuenta algunos casos famosos, como que a Rafael Xaudaró, José Ellacuria (tienda de tejidos), Pedro Elordi, y a Joaquín Pueo, que les pillaron escuchando Voice of America y los mataron, pero también que hubo filipinos que los consideraban colaboracionistas. El trato de los soldados japoneses cambiaba entre los oficiales y entre los soldados rasos, alguno de estos le dio varias bofetadas. Y se acuerda que algún soldado se despidió al retirarse a las montañas.

 

Azúcar, gambas y gota incipiente

No tengo apuntado el nombre del más rico de todos los que entrevisté; sabía poco de historia, pero me reconoció el enfrentamiento con los chinos. Me llevó a su plantación de azúcar y después, a cenar  con su familia en los criaderos de gambas: piscinas grandes como estadios de futbol que hay que mantener oxigenadas y cuya producción era enviada a Japón. Tan solo tuvimos que lanzar una red y después nos pusimos morados a comer gambas; de hecho, a los pocos días me dio un dolor en los extremos de los dedos, parece que fue como un comienzo de gota. Y un final, no tomé más.

Mestizo casado con española

El 13 de junio de 1994 me tocó entrevistar al mestizo Lorenzo Vicente. Casado con una española de Jaén, estudió profesorado mercantil en Barcelona y luego se fue a Jaén, donde su padre, Gaspar Vicente, tenía una finca de olivos. Su padre era español, aunque pasó a ser filipino para poder comprar terrenos.

Tabacalera ayuda a que los españoles compren fincas

Quizás lo más importante que me contó fue el papel clave de Tabacalera para la adquisición de tierras para los españoles. Le propuso a su padre la compra de algún terreno por el impago de los anteriores propietarios y así fue como consiguió hacerse con la hacienda, tras haber trabajado en otra finca antes. Si no tenían dinero en ese momento, se lo pagaban más tarde o como fuera. De esta forma, con la Tabacalera como intermedio, se quedaron los españoles con muchas tierras. Señaló que el trabajo típico de los españoles era ser administradores de fincas. Había muchos filipinos que tenían tierras en España, también está el ejemplo de Sotogrande con los Elizaldes.

Perdida de nacionalidad para ocupar posiciones de filipinos

Se refieren a Manuel Ortiz Otero, que vivió durante la guerra en Cagayán, pero era primo de Manuel Nieto y alojaba a Quezon en su casa cuando visitaba Ilocos. Era el padre de María Ortiz, presente en la charla, y había trabajado en Bais como administrador; su hija recuerda que en la posguerra perdió la nacionalidad española por elección, porque un extranjero solo podía ocupar un puesto hasta que un filipino estuviera capacitado. 

Los hermanos de Vicente eran falangistas y en la azucarera de Bais se formó un grupo de Falange.

Martínez me enseña su carne de falangista

Jesús Martínez (entrevistado el 12 de junio de 1994) era el típico español que tras llegar consiguió un buen trabajo, aunque la nacionalidad la perdió con los años cuando le convino ser filipino. Era administrador de haciendas y estuvo trabajando en la central azucarera de Bais, tanto antes como después de su venta a los chinos. Niega las malas relaciones entre chinos y españoles, el jefe de la central le quería mucho. En la provincia de Isabela se hablaba mucho español, aunque había pocos españoles; ahora está sorprendido del amplio uso del tagalo.

Martínez me enseñó su carnet de falangista, numero 102, en cuya portada consta «Carnet de Identidad (provisional)». Empezó militando en las Juventudes. Preguntado por el motivo para ser falangista, respondió: «Porque era español». Cuando le pregunté por los conflictos de Soriano señaló que era español de segunda generación, frente a los de Tabacalera y recordó al falangista asesinado en la masacre del consulado de España, Ricardo García Buch, a quien tenían miedo muchos españoles; era muy antiamericano. Tras preguntarle por qué cree que decayó España, aseguró que los masones hicieron mucha propaganda contra España. 

Pasó la guerra del Pacífico en Manila, donde sufrió la herida en la pierna que aún arrastra de alguna manera. Los primeros en entrar de las tropas estadounidenses, la First Cavalry, eran casi todos mexicanos.

«Casino Español, 1921»

Después fui a Iloilo, la capital de Panay, una ciudad que todavía mantiene su encanto. Al salir del hotel vi un palacete que estaban tirando. Me puse a buscar el antiguo Casino Español y vi uno que podía ser; pregunté y me dirigieron a la dueña, pero era un antiguo salón de masajes. Después lo localicé y me recordaba al Palacio de Maudes, al lado de casa, pero en pequeño, y lo habían cerrado hacía unos veinte años. Pero aún se podían leer la inscripción «Casino Español, 1921».

Familia Lacson

Allí tuve más suerte buscando españoles. Unos viejetes muy simpáticos que estaban enfrente me dirigieron a la familia Lacson, que creo que es de donde salen los alcaldes de la ciudad. Tenían una casa preciosa, precisamente en la Plaza Mayor, al lado de la catedral. Allí estuve hablando en cristiano con dos viejitas, muy religiosas ellas.

 

Hotel del Rio

El Hotel del Río fue crucial en la búsqueda. Su propietario es Miguelet Loring, una pena que estuviera en Estados Unidos, pero estuve con el director charlando toda la noche: no hablaba español, pero me estuvo contando sobre los españoles que había por allí. Es uno de los mejores hoteles de la ciudad, estuve comiendo con ellos y con sus amigos.

Un trapo

El alcalde de la ciudad estuvo allí un rato con sus guardaespaldas escuchando a la orquesta. Político en estado puro, lo que llaman allí trapo (traditional politician); estuvo saludando a todos, me presentaron y me dijo que si quería algo que podía recurrir al ayuntamiento. Ni quería algo ni se lo había pedido, ni creo que le importara un pimiento lo que yo quisiera, supongo que habría dicho a un montón de gente lo mismo. Por lo que me contó uno de los amigos del director, del que me hice muy amiguete, el alcalde sabía que ninguno de los que estaban allí le había votado en las elecciones. Qué bueno, me siento afortunado de haber charlado con tanta gente, creo que conocí un poco la situación política en Filipinas. Es lo bueno de viajar solo, tomas contacto con más gente que si vas acompañado.

 

Tertulia de jubilados

Al día siguiente, regresé al hotel. Me dijeron que por la mañana iban allí unos españoles y me puse a tomar el desayuno. Era una tertulia de unos diez jubilados, como en España. No hablaban español, solo de vez en cuando alguna frase hecha, pero era como en España: hablando de política y criticando a todos. Yo solo cazaba refranes y nombres: Ramos, Aquino, Estrada… fue una gozada. Luego pedí que me presentaran a Paquito Bilbao, nacido de madre española y padre norteamericano, o al revés. Superagradable el señor. 

 

Jalandoni y la Guerra Civil

También había otro que se llamaba Jalandoni, filipino que hablaba perfectamente español, con una de las mejores casas de la ciudad. Jalandoni cuenta que quiso ir a luchar a la guerra civil y que incluso estuvo en Lourdes, pero que no lo dejaron entrar por no ser español: «Entonces sabíamos más de Lincoln que de Rizal», incluso los árboles de Navidad eran blancos. Cuando les pregunté sobre las diferencias entre España y Estados Unidos se pusieron a discutir entre ellos por la tortura. 

Ayuda a los necesitados

Antes de la guerra, hablar español era algo normal. Se sentía más superior cuando lo hablaba uno español: incluso los sirios y libaneses lo usaban para «aparentar ser españoles». Hablé hace dos años con las hermanas Lacson, chinas que hablan español. En Iloilo se ayudaba a los españoles necesitados y, de hecho, queda dinero a cargo de Manoling (200.000 pesos), parte por la venta del casino y parte porque se contribuía con un dinero durante la Navidad.

Las atenciones de Paquito Bilbao 

Paquito se comportó fenomenalmente conmigo: me llevó a su casa a invitarme a comer. Acababa de desayunar, pero no pude rechazarlo. Tenía luego una cita con no sé quién importante para jugar al golf y si hubiera sabido jugar me habría llevado. Como no podía estar con él, se las arregló para que uno de sus hijos se quedara conmigo. El pequeño tenía una fiesta en la playa con sus amigos, y su padre respondió: «Pues llévatelo contigo, seguro que le gustará». El chaval no sabía cómo escaquearse. Luego le pidió a otro de sus hijos que me llevara en coche a ver unas cuantas cosas. Luego dijo que fuera a cenar sobre las siete y media, que cenara con ellos. La mujer, guapísima, le recordó: «Pero es que tenemos una cita». Paquito no se acordaba: era el cumpleaños del hermano de su mujer y habían quedado un grupo para ir al Hotel del Río y cenar juntos: «Ah, pues que se venga con nosotros». Yo me sentía como en España. La mujer no sabía que decir, pero la tranquilicé diciendo que no creía que pudiera ir.

Terminología

  1. Julito Jiménez: Kachila pango-pango (de aquí)/Palaca un (comilón)/Ulo binoro (cabeza de pescado seco)
  2. Paquito Bilbao me hablé del roce entre españoles peninsulares e insulares, con una palabra para denominarles a los europeos como los chulos”Takelon” o “Tacelon” .
  3. Caga palay es una palabra para el español nacido en Filipinas, significa que come arroz todos los días
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