LA GUERRA DE LAS DISTANCIAS
El enfrentamiento en el Pacífico iba a tener unas características
únicas debido a los rasgos propios de aquel ámbito geográfico.
Artículo dentro del Dossier “Hacia Pearl Harbor” en Historia y Vida (Barcelona), nº 585, (Dic 2016): 27-49
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LA GUERRA que se desató tras Pearl Harbor sería muy diferente de la de Europa, e incluso de la que habían librado los japoneses en Manchuria y el resto de China. El gran reto era cubrir las grandes distancias geográficas, y la Marina pasó a ser el centro de las novedades. El ejemplo más evidente fue la flota de Nagumo, que, tras atacar Pearl Harbor, viajó hasta cerca de Sri Lanka (donde la flota británica evadió el enfrentamiento), para después volver a Japón y, sin descansar, cruzar buena parte del Pacífico hasta batirse con los americanos en Midway.
OCUPAR LOS ISLOTES del Pacífico envalentonó a Japón, pero lo convirtió en un gigante con pies de barro, porque las distancias eran inmensas y las divisiones destacadas en ellos no podían recibir provisiones con normalidad. Como es fácil imaginar, la estrategia de Estados Unidos fue la de los “saltos de rana”, ignorando a las guarniciones japonesas acantonadas en las islas micronesias y melanesias. Sin gasolina, los nipones eran incapaces de atacar al enemigo por la espalda. De hecho, se dieron incluso episodios de antropofagia entre las tropas desprovistas de alimento, como narraron varias novelas, entre ellas, Hogueras en la llanura, de Shohei Ooka. [36]
EN TIERRA, además, los kilómetros eran difíciles de recorrer para los ocupantes nipones, por las selvas impenetrables y los terrenos montañosos. Estos hicieron a los aeródromos difíciles de localizar y limitaron la utilidad de los pocos puertos disponibles. El problema del clima y las enfermedades era mayor, porque el calor y la lluvia aumentaban la fatiga de los soldados y restringían el valor de las unidades mecanizadas. Supuso una ventaja para los ejércitos aliados que no tuvieron en el teatro europeo, en donde la tecnología alemana era más avanzada.