Las percepciones siempre son cambiantes

Las percepciones siempre son cambiantes, en parte por su estructura con dos caras, una predominando y la otra apenas dormitando. El paso de una a otra y la activación de la imagen latente es rápido. Ahora la imagen de Australia es excelente, quizás en exceso, y sobre esto hablo en este artículo, pero la imágenes es lo que tienen, que pueden cambiar de forma repentina. Muchas gracias a la Embajada de España en Camberra y al RI Elcano por este encargo que me ha hecho volver a este país tan querido y con el que me siento tan identificado, al que espero volver en cuanto sea posible viajar, para escribir sobre Filipinas,

Incluyo aquí el texto en inglés, pero también el originar el español 

https://www.internationalaffairs.org.au/australianoutlook/a-friendly-kangaroo-spanish-perceptions-of-australia/ 

La simpatía histórica del canguro 

 

Florentino Rodao

Complutense University

El mes de marzo de 2021 ocurrió algo extraño, aunque fue por haber dejado de ocurrir. La OPA parcial de un fondo extranjero sobre una de las principales empresas energéticas españolas, Nedgia, estuvo totalmente ausente de las elecciones catalanas, la región de donde es originaria, primero como Gas Natural y antes como Catalana del Gas. No es lo normal, como ha recordado el famoso columnista Enric Juliana en La Vanguardia: “Australia quiere entrar en la historia de España”. La nacionalidad suele ser un arma arrojadiza frente a los temores de pérdida de soberanía, pero las críticas a la OPA no pasaron de la sorpresa inicial, anunciada el mes de enero, o del temor por quedar en manos de extranjeros un gasoducto de algo valor geoestratégico. La OPA no saltó a la lucha política, ni siquiera en período electoral. 

Hay varias razones de política interna para explicarlo, pero que el fondo extranjero sea australiano, IMF, ha ayudado a la ausencia de reacciones xenófobas, por supuesto junto con otras cuestiones técnicas, porque se presentó desde Luxemburgo. Además, no ha sido la única ocasión, los problemas potencialmente más escabrosos de la imagen de Australia en España han pasado de largo en una población española poco predispuesta a atender críticas hacia este país. Pocos países se libran de facetas negativas cuando se busca un enemigo en temas de soberanía nacional. No sólo Estados Unidos, Alemania o Francia son cuestionados de forma rutinaria cuando hay un conflicto con una empresa de este país, sino incluso países con una imagen tan excelente como Japón, sobre el que pesa una cierta losa orientalista en la opinión pública. Australia parece que tiene una excelente imagen en la opinión pública española y además viene de antaño, al contrario que el reciente surgimiento de noticias relacionadas con Nueva Zelanda, asociadas a la popularidad de la primera ministra Jacinda Ardern, y de recorrido corto, como recuerda el periodista de El País, José Manuel Abad Liñán.

Las percepciones a lo largo de la Historia han ayudado a la carencia de problemas actuales, en primer lugar. La localización de Australia en el océano Pacifico evoca los descubrimientos españoles y unas navegaciones que han enorgullecido a los españoles desde siglos atrás, sin el conflicto que se asocia a Francia o al Reino Unido, aunque fuera parte de su imperio. Los españoles no desembarcaron en territorio australiano, pero es bien sabido que fueron los primeros en pasar por el estrecho de Torres y que realizaron viajes en su entorno cercano, desde Vanuatu o Solomon o la batalla de Guadalcanal. El origen de Australia por su población presidiaria tampoco ha provocado ningún tipo de reacción clasista entre los que saben de ello. Más aun, estos conflictos han provocado una reacción contraria a la esperable. El geógrafo O.H.K. Spate, cuya documentación se puede consultar en ANU, acuñó un término muy repetido después El lago español (1979), para describir cómo era el Pacífico en el siglo XVI. Y Robert Hugues, el autor de  La Costa Fatídica (1986), quizás la historia más amena de Australia, también ha escrito uno de los libros más épicos sobre Barcelona (2001).

Los intercambios personales, en segundo lugar, también puede decirse que han sido otro factor que ha mejorado la imagen de Australia. En el entorno geográfico asociado a Australia tienen más importancia que en otras zonas porque la relación de España ha descansado en los hombros de los intereses personales: el Estado y los designios oficiales apenas llegaron a Filipinas, pero siempre subordinados a los intereses de la iglesia. La capilaridad, los contactos particulares, han tenido un papel más decisivo en Australia que en otros territorios y el caso más significativo es el de Teresa Mendiola, que facilitó la llegada de 700 españoles ayudándoles en sus gastos, como recuerda Carlos M. Fernández-Shaw en su libro España y Australia. Quinientos años de relaciones (2001). Esos vascos llegaron a Australia como plantadores de caña, pero antes de todos ellos el catalán Esteban Parer se convirtió en “padre” de la comunidad tras ganarse la vida vendiendo saveloys y paratas calientes a los buscadores de oro, a mediados del siglo XIX. Después, un porcentaje importante de australianos vinieron a la Guerra Civil Española, y no solo lucharon en las Brigadas Internacionales y establecieron lazos humanos sino que salvaron muchas vidas, como ha contado la enfermera Agnes Hodgson, A una milla de Huesca: Diario de una enfermera australiana en la Guerra Civil Española (2006). 

Durante el franquismo, desde 1958, miles de españoles emigraron a Australia en barco. Las expediciones se organizaron con objetivos específicos, la caña de azúcar, talar eucaliptus, zonas industriales e incluso de sólo mujeres para casarse con previos emigrantes, y sus nombres denotan la imagen de Australia: Canguro, Eucalipto, Karri o Marta. Estos emigrantes no retornando a su hogar con dinero y ufanándose del éxito conseguido, como los típicos  indianos al regresar del continente americano y han salido a la luz problemas, en especial una alta proporción de casos psiquiátricos entre las mujeres solteras, pero se puede decir que han mejorado la imagen de Australia gracias a esa capilaridad a base de casos particulares. Lo muestra un reciente libro de Jorge Carrión, descendiente de esos emigrantes, que tras visitar a los familiares que no retornaron, cuenta en Australia. Un viaje (2008) cómo ha buscado y encontrado en Australia parte de su propia identidad. Una muestra mas reciente de esa excelente es la denominación de los que cuidan a los hijos cuando salen los padres: canguro y otras asociaciones con las antípodas, aunque geográficamente es Nueva Zelanda. 

La imagen actual de Australia,  además, está repleta de un exotismo atrayente. Desde las pinturas aborígenes en su propio territorio o los animales, como el canguro, el koala, el ornitorrinco o el diablo de Tasmania Primero conocidos en la escuela, después protagonistas de series televisivas y recientemente instalados en el vocabulario de todos los días, como “canguro”, la denominación de quienes que cuidan a los hijos cuando salen los padres, u otras asociaciones con las antípodas, aunque geográficamente es Nueva Zelanda. 

Ese entorno con el que se asocia Australia llega a toda Oceanía, a pesar de los miles de kilómetros de distancia, y abarca desde la sensualidad de la Polinesia a las evocaciones de disfrute relajado de la vida de Hawai’i, a pesar de ser territorio de otro país. Los miembros de la Asociación Española de Estudios del Pacífico somos bien conscientes de las reacciones al mencionar ese nombre.

En definitiva, Australia tiene un mix excelente de asociaciones en España. Una historia compartida desprovista de tensión, una parte británica atenuada por su espontaneidad, una identidad occidental para sentirse identificados, una cierta lejanía que evita un contacto excesivo y una asociación con un mundo evocador especialmente extenso.  No es la identificación que existe con Italia, pero el canguro australiano está alejado del temor o la disputa potencialmente problemática. Un lugar singular en el mundo perceptivo que, como se ve, ayuda a las relaciones económicas.

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