La imagen de España en Asia-Pacífico

La imagen de España en Asia-Pacífico
Florentino Rodao ∗
Resumen: En el documento se compara la imagen de España en dos países tan distintos de la región Asia-Pacífico como Japón y Filipinas. Las diferencias entre ambos repercuten significativamente sobre la percepción de nuestro país.
La imagen de España en Japón es un importante indicativo de las correspondientes imágenes de otros países de la región. Este trabajo indaga la validez de los datos en otros países de la región comparando los rasgos principales que han definido esa imagen, tanto en el plano de los contactos humanos, económicos o culturales como los diferentes filtros y asociaciones suscitados por esa imagen de España. Acaba realizando una comparación con Filipinas como ejemplo de país con un predominio importante de población rural frente a la mayoría urbanizada japonesa. La principal consideración a tener en cuenta para extrapolar la encuesta realizada en Japón ha de ser que la gran mayoría de la población en los países asiáticos es aún rural, siendo Filipinas un ejemplo claro de este contexto diferente al nipón.
Introducción
La encuesta dirigida por Javier Noya sobre la imagen de España en Japón también es una herramienta para explorar en las imágenes de España en otros países asiáticos que comparten una lejanía tanto cultural como geográfica con España. Ante la ausencia de otras encuestas semejantes, una valoración de las diferencias y analogías de los resultados en el resto de la región puede resultar provechosa, teniendo bien en cuenta la diferencia interna del resto de países de la región asiática. Entre estas sociedades hay culturas predominantes budistas, cristianas, confucionistas, musulmanas e incluso de base animista, como el propio sintoísmo japonés. Además, la región incluye a los países del ideograma, donde la comunicación tiene significados adicionales, puesto que esa proporción con la imagen es muy diferente a las “más de mil palabras” del refrán, entre otras razones porque son altamente emotivos y presentan una información cargada de connotaciones y asociaciones, además de otros significados estudiados por Roland Barthes.1
Para el análisis de las posibles extrapolaciones de la imagen de España en Japón en el resto de Asia, además, este estudio no se basa en las imágenes extremas entre las que basculan las percepciones, sino a partir del marco cognitivo general, centrándose en los filtros directos e indirectos que son asociados al nombre y la imagen de España. El artículo acaba con una comparación entre dos países con sociedades y bagajes culturales diferentes que puedan servir para un análisis complementario, Japón y Filipinas. Desarrollado y “sinizado” el primero, el segundo tiene problemas importantes de desarrollo y en él predominan dos religiones provenientes de fuera de la región, el cristianismo y el islam. Estos dos países, además, pueden ser considerados con posibilidad de crear imagen sobre España en la región; el primero por ser el primero con un contacto turístico masivo, que
∗ Profesor de la Universidad Complutense de Madrid
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empieza a ser seguido por países como Corea o Taiwán, mientras que el segundo, por haber sido colonizado por España se le supone una relación más intensa y con importantes influencias. Ambas imágenes son diferentes, pero también, de alguna manera, son caras opuestas de una misma moneda, con la ventaja adicional de poder constituirse en líderes de opinión respecto al resto de Asia, sabiendo bien la fuerte renuencia en Asia a las ideas provenientes de Japón y el papel tan poco relevante que, en la actualidad, juega Filipinas en la región. Teniendo en cuenta que este trabajo es un complemento de la encuesta dirigida por Javier Noya, utiliza su esquema y marco teórico, y también se refieren a este texto las páginas colocadas en corchetes.2
Marco cognitivo
Javier Noya señala dos tipos de determinantes para las percepciones: las realidades, es decir, las relaciones bilaterales en el aspecto humano, económico y cultural, y los valores, en cuanto punto de partida de las sociedades como tales al confrontarse a la imagen de España.
En cuanto al primer aspecto, las realidades, es conveniente tener en cuenta el contexto general diferente para los cambios de la imagen de España en Asia.
(1) Contacto humano. No hay comunidades significativas de ningún país en España. El número de inmigrantes chinos es proporcionalmente poco importante y, además, en su gran mayoría los residentes en España son provenientes de la zona de Fujian. Llegó también a calcularse una población filipina en Madrid de 66.000 inmigrantes, contando en parte con su escasa visibilidad pública debido a su trabajo predominante en mujeres como domésticas, pero la propia embajada lo considera excesivo. No hay ningún personaje significativo, a excepción de un famoso delincuente australiano fugado de la justicia y residente en Mallorca, que murió en el año 2003. Los inmigrantes asiáticos no suelen ser especialmente educados como para crear imagen en su propio país; en el caso de los filipinos, por ejemplo, los emigrantes en Estados Unidos o el Reino Unido suelen ser licenciados universitarios, pero no es el caso de España, donde sí llegan un buen número de emigrantes con alto nivel de educación procedentes de Latinoamérica. El número de empresarios japoneses se ha reducido mucho en la última década, hasta el punto de que los colegios japoneses están sufriendo de multitud de problemas económicos; en el caso de los coreanos, que han organizado clases de su lengua en colegios públicos, no ha sucedido el mismo declive, aunque se partía de una base menor.
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(2) En el plano de los intereses económicos, tampoco se puede decir que las inversiones españolas sean masivas, como tampoco lo son las exportaciones que, además, se han reducido, incluso cerrando sucursales bancarias. En Japón, la mayor exportación durante algún año fueron coches elaborados en fábricas dependientes de sucursales japonesas en España que, obviamente, no se identificaban como tales. Tampoco son identificados con España los pescados comprados a compañías españolas (el fletán de Canadá, por ejemplo, pero tampoco otros extraídos de factorías en el Mediterráneo) u otras exportaciones que pudieran tener algo de importancia. No se asocia el aceite de oliva con España, tampoco hay ninguna marca de vino que haya logrado fama por su calidad, y sólo recientemente están surgiendo algunas marcas de moda, como Zara, Mango y los zapatos Camper, ninguna de ellas comparable a Louis Vuitton. Las inversiones en China tampoco son significativas. En Filipinas existen nombres que son
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parte de la memoria popular, pero ya han pasado a la historia, como los productos importados de España (turrón, Osborne, etc) y otros no existen, tal como ocurre con el “chorizo de Bilbao”. Lo mismo nos ocurre en España, donde no se asocia a la cerveza San Miguel con Filipinas, ni tampoco la cafetería Manila o el hotel Mindanao –cerrados en la última década– y donde tampoco es fácil encontrar personas que identifiquen más allá de dos ó tres personajes asiáticos.
(3) En el flujo cultural, es preciso detenerse ligeramente para profundizar en las imágenes que se asocian a España, a los filtros a través de los que se percibe nuestro país y a los flujos recientes.
Asociaciones
La presencia histórica es una asociación importante. Por supuesto, en los casos de Filipinas, Guam y Micronesia es más importante que en el resto, pero no sólo por ser los lugares de colonización española, sino porque en el resto de Asia la historia de la presencia portuguesa ha eclipsado la española, relegándola a un segundo lugar. China o Thailandia, por ejemplo, apenan reconocen la antigua presencia española, a pesar de ser los segundos en llegar, y cuando se hace no tiene porque ser positiva, puesto que se considera la masacre de chinos en Manila de 1603 como la primera de las muchas de los chinos en el exterior. El caso de Francisco Xavier en Japón sirve para identificar un hecho con España, pero la creencia mayoritaria es la de ser portugués, un hecho enfatizado en la reciente conmemoración de su 450 aniversario, donde España apenas tuvo presencia.
El ejemplo de la colonización en Filipinas es significativo, pero no muy positivo. La iglesia católica evitó los contactos de Filipinas con el continente y, ciertamente, fueron muy escasos a pesar de los más de trescientos años de presencia, frente a la regularidad de los existentes con México. Además, a raíz de su presencia en Filipinas y su derrota final, España dejó una impronta de debilidad y de catolicidad en la región que no puede considerarse muy positiva. Filipinas y Guam son las excepciones en esta interpretación reticente de la imagen de religiosidad.
A España también se le asocia como parte de tres bloques. Primero, dentro de la cultura europea, en buena parte por el ideograma que nos corresponde, Nishi, Occidente. La encuesta dirigida por Javier Noya señala que aumenta esta percepción según la edad (cuanto más mayores, más nos ven como occidentales) y según el nivel de estudios [103]. El motivo podría ser el mayor uso del ideograma entre los mayores y los cultos, puesto que en la actualidad España se escribe en la mayoría de ocasiones en escritura silábica katakana.
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La contribución de España a la imagen de Occidente es relativamente escasa, pero hay muchos casos de ejemplos de iconos españoles dentro de lo que en Asia se considera como la cultura occidental dominante. En noviembre de 2002, por ejemplo, el periódico oficial del gobierno norcoreano criticó al gobernador de Tokio, Shintaro Ishihara, a raíz de unas declaraciones suyas en relación a los japoneses secuestrados por Corea del Norte hace mas de dos décadas, recién devueltos, y le criticó asegurando que “su forma de pensar y su comportamiento se parecen mucho al Quijote, el protagonista literario del siglo XVII”.3 Eso, por supuesto, es una asociación generalmente positiva, aunque se aplica más al ámbito cultural. Hay un porcentaje significativo de jóvenes que nos considera muy distintos de países europeos como Alemania (7%), el Reino Unido (5%) y Estados Unidos (7%).
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En tercer lugar, a España se le asemeja con los países de la Europa meridional, especialmente Portugal (22%) e Italia (30%), en este último caso principalmente a cargo de mujeres.4
En cuarto lugar, a España se le asocia con América Latina. Los siguientes países son México (12%), Brasil (9%) y Argentina (9%).5 El idioma resulta el principal nexo para muchos, ayudado por los profesores de español, que tienden a ser hispanistas y a mezclar aficiones, aunque la tensión entre hispanistas y americanistas es grande. La asociación no es tan bondadosa.
Filtros
Los filtros también son importantes. Al existir poca población intermedia y poco contacto mutuo, se recurre en la gran mayoría de ocasiones a referencias de intermediarios para conocernos. Ello es, obviamente, una distorsión adicional.
El filtro cultural chino ha sido el más importante históricamente. La cultura china tenía escaso interés por los extranjeros, pero, además, les clasificaba según una serie de cualidades, como la aceptación del papel dirigente del emperador, la asimilación de la cultura china o la existencia de un gobierno unificado y desarrollado (por ejemplo, si los reyes se sucedían por tres generaciones, la consideración de su gobierno ganaba, al ser un dato que indicaba estabilidad). En ello, los europeos tenían asignado el eslabón más bajo de todos, porque eran unos aventureros, no leían ni hablaban chino y tampoco tenían interés en entregar regalos a los representantes imperiales como prueba de sumisión. Las primeras referencias, de hecho, o bien son de un claro carácter exótico o simplemente denigratorias, tal como mencionan a los españoles de Luzón en 1618: “Tienen un color oscuro de piel, asesinos, ladrones, pendencieros… Tienen la cara fiera, pelo descuidado, una gran nariz prominente y les huele el aliento…; son mentirosos, traidores, alcohólicos y extremadamente arrogantes”.6 Ello ha llevado a dos consecuencias principales: el interés muy relativo por su presencia, puesto que las menciones en los textos chinos a Occidentales son muy breves, y la desconsideración aún mayor sobre las posibles aportaciones culturales, a pesar de esfuerzos como los de Mateo Ricci.
Los musulmanes también han influido históricamente en la imagen de España. Los castellanos, de hecho, se instalaron en la población islamizada más al norte de la región, Maynilad, detuvieron la expansión islámica en Filipinas y sus conflictos con los territorios islamizados han sido recurrentes, incluidos los sultanatos que hoy día forman parte del sur de Filipinas, como Sulú. Pero junto a este espíritu de confrontación, el más extendido a lo largo del tiempo fue el de cooperación, ya que junto a tanto conflicto y a su imagen de piratas, los musulmanes y los cristianos también cooperaron e incluso intercambiaron productos. No es extraño que el principal grupo islámico durante años fue el Frente Moro para la Liberación Nacional, liderado por Nur Misuari, aunque ahora el liderazgo ha pasado a otros grupos más radicales. Era resultado de autodenominarse Moros, aunque en la actualidad prefieren el término de Bangsamoros.
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El filtro británico es el que ha teñido la imagen de España con el flamenco y los toros. También se nota en el conocimiento de hechos históricos que explica porqué la Armada Invencible es el segundo hecho más conocido de España, por debajo de la Guerra Civil, también realzado por las lentes británicas y estadounidenses. El filtro francés, por
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supuesto, también ha sido importante y la Carmen de Bizet también es popular en Japón. La proyección gala en Asia, no obstante, no es tan amplia como en otras regiones del planeta, a excepción de la península Indochina, donde en la actualidad es ya muy reducida.
Los norteamericanos, por último, han influido con su confusión entre lo español y lo mexicano. Una de las anécdotas más curiosas de Mao Zedong es a raíz de una conversación a fines de la década de 1930, a la que se refiere José Eugenio Borao en su libro España y China, 1927-1967 en relación a las comidas picantes y la revolución. Alguien aseguró que los pueblos que tenían comidas picantes eran revolucionarios, y puso el ejemplo de su propio país, de Rusia, de México y de España. Y un segundo lo contradijo, pero en lugar de asegurar que la comida española no lo es, fue para añadir a Italia entre los países con comida picante, pero que no era revolucionario.7
Civilizaciones y valores
Dos factores obligan a desconsiderar relativamente este factor al analizar el conjunto de la región. Por un lado, su diversidad tan profunda. Por el otro, porque España es un país relativamente poco importante para plasmarse como referencia de otredad. Todavía no hay ninguna empresa suficientemente significativa o una maquinaria militar importante que provoque reacciones confrontadas. Quizá, una hipotética visita de un presidente de Gobierno español a un país asiático en calidad de presidente de turno de la UE podría haber concentrado en España la oposición hacia alguna política, pero este hecho no se ha producido aún.
Comparación Japón-Filipinas
Para seguir analizando el estudio de Noya, es importante contraponer la imagen de España en Japón con la de otro país cuya visión pueda ser complementaria. Lo hacemos con Filipinas, como otro ejemplo significativo dentro del amplio abanico de imágenes en los distintos países asiáticos. La relación de ambos países con España es completamente distinta; la primera principalmente actual y de un carácter turístico, mientras que la segunda, donde es histórica y el contacto ha sido muy emocional, como colonizador y colonizado, con todas las filias y fobias que ello supone. Por ello, junto a los resultados de la encuesta, puede ser interesante contraponer las suposiciones de cuáles serían las respuestas en Filipinas.
Asociación espontánea
Japón: Toros / Flamenco / Pasión / Monumentos
Filipinas: Opresión / Esclavitud / Curas
Diferenciales semánticos
Respecto al país
Japón:
Natural (91%) frente a artificial (5%)
Cálido (90%) frente a frío (5%)
Seco (83%) frente a húmedo (8%)
Campo (75%) frente a ciudad (9%)
Mar (75%) frente a tierra (20%) [99-100]
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Parece difícil que en Filipinas, donde el proceso de urbanización y la emigración del campo a la ciudad están aún en pleno proceso, se den estas proporciones tan abrumadoras, como probablemente ocurriría también en el resto de los países asiáticos, con la excepción de Corea de Sur y, aparentemente, Australia y Nueva Zelanda.
Respecto al carácter y la cultura española
Japón:
Tradicional (92%) frente a moderno (5%)
Divertido (89%) frente a aburrido (6%)
Fuerte (81%) frente a débil (9%)
Religioso (72%) frente a ateo (16%)
Democrático (70%) frente a autoritario (20%)
Fiable (66%) frente a desconfianza (17%)
Perezoso (54%) frente a trabajador (29%)
Egoísta (48%) frente a altruista (29%)
Grosero (45%) frente a educado (35%)
Derecha (36%) frente a izquierda (30%)
Tres de estas características muestran un cierto remanente de la imagen de España con el régimen franquista, a pesar de los años pasados, puesto que varían de forma importante según la edad. La percepción de democráticos, la de religiosos y la relativa de derechistas, la primera disminuyendo según la edad (y más extendida entre mujeres que entre varones) y las segunda y tercera aumentando. Es de suponer que según disminuya la asociación de España con Franco, habrá un pequeño cambio.
Filipinas
La colonización española y la obligatoriedad de leer en los centros educativos las novelas de José Rizal (Noli me Tangere y Filibusterismo) influyen poderosamente en esa percepción del carácter y la cultura española. También, de alguna manera, la lucha política, aunque allí los partidos políticos son muy volátiles y es también difícil referirse a izquierda y derecha. Resulta factible, no obstante, referirse a grupos importantes de opinión en relación con la catolicidad de España como parte de la propia. Los que apuestan por mantener y ensalzar la influencia de la religión en Filipinas, por supuesto, están interesados en ofrecer la imagen de la España católica, tal como se vio en la controversia por la prohibición de la película Belle epoque, ganadora del Oscar a la Mejor Película Extranjera en 1994, considerándola “una comedia absurda y obscena que saca provecho de la burla de la libertad y de la religión católica”. La polémica posterior fue un reflejo claro de las opiniones que se podrían dar en España, y aunque en Filipinas los partidarios de la prohibición tienen más importancia, la película fue presentada por el Instituto Cervantes en un hotel del centro de la ciudad con gran éxito de público (700 personas).8
Es factible suponer, por tanto, que los españoles son percibidos en Filipinas más como autoritarios, nítidamente de derechas, y que difícilmente sean percibidos como divertidos. Es difícil considerar así a un antiguo colonizador, pero además la colonización española está asociada principalmente con la religión; una de las autopercepciones más reiteradas por los Filipinos es la de ser un país que ha estado 300 años en un convento y 50 en Holywood. Por el ejemplo de la colonia española en Filipinas, es posible que sean asociados más a trabajadores que a perezosos.
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Personaje real
En el caso japonés, los más conocidos son Gaudí (11%), Picasso (8%), los jugadores de fútbol (6%), Franco (3,2%) y San Francisco Javier (2,6%) [109].
En el caso filipino, empiezan por Magallanes, por Legazpi y por los personajes más significativos de la colonia, casi todos con mala imagen. La principal excepción son los enfrentados a las órdenes religiosas, como ocurre con Simón de Anda, que en 1764 consiguió convencer a los filipinos a unirse a los españoles para expulsar de Manila a los británicos, que la ocuparon dos años apoyados por los inmigrantes chinos o sangleyes. Simón de Anda, no obstante, se enfrentó poco después con las órdenes religiosas y hubo de regresar a España de forma anticipada.
Personaje de ficción
En el caso japonés, don Quijote (22%), seguido por Carmen (6%) [109].
En Filipinas, sin duda, son los personajes creados por Rizal, incluido el padre Florentino, el cura bueno frente a los dominicos perversos o el gobernador que no puede separarse de sus instrucciones. También es necesario recordar que no sólo el Quijote, sino la cultura española en general, sobre todo la clásica, formaron parte del acervo de Filipinas. Calderón de la Barca, Quevedo y el Lazarillo de Tormes son personajes bien conocidos, quizá más incluso que Carmen. España no es, para Filipinas, un país femenino, y la imagen de Carmen se acopla difícilmente con el marco cognitivo previo.
Música
Japón: flamenco (29%), seguido por la música latina (10%), la música de guitarra (6%) y la ópera (4%).
Filipinas es exportadora de músicos por toda la región de Asia Oriental e incluso en las islas de micronesia, lo que es quizá la influencia más importante de los dos siglos y medio de contacto por medio del galeón de Manila. Por ello, quizá sería más importante toda la serie de ritmos latinos como el bolero, que el flamenco, en una tendencia que probablemente sea compaginada en el sudeste de Asia y los países del karaoke, donde el tono predomina sobre el ritmo. Este invento surgió en Japón, pero en el resto de Asia tiene un éxito mayor aún.
Deporte
Japón: predomina el fútbol (64%) sobre los toros (16%)
Filipinas: con una cultura balompédica aún muy escasa, España quizá se asociaría más a la pelea de gallos, aunque haya provenido de México.
Paisaje
Japón: España la asocian principalmente con el mar (26%).
Es difícil imaginar la respuesta que se pudiera dar en Filipinas al respecto.
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Monumentos
Japón: predomina la Sagrada Familia (30%), seguido por las iglesias (15%) y por la Alhambra (8%).
En Filipinas, el predominio son las catedrales e iglesias, de las que tienen un extenso recuerdo en el propio país, pero su asociación con España está mediatizada por la asimilación del catolicismo como algo propio. Además, el término “Iglesia” está hegemonizado por una de las religiones surgidas en las últimas décadas (Iglesia ni Cristo) y las iglesias católicas tienen terminología propia, Simbahan.
Acontecimiento histórico
En Japón, predomina la Guerra Civil (14%), de la que se aprende profusamente en los libros de texto y sobre la que se sigue publicando intensamente, en parte gracias al único brigadista internacional japonés, Jack Shirai, muerto en la batalla de Brunete, un personaje relativamente conocido en ese país. Le sigue la “Armada Invencible” (11%), el “descubrimiento de América” y las Olimpiadas de Barcelona (3%). España también es recordada por los misioneros, por San Francisco Javier y por la reacción de aislamiento que desencadenaron parcialmente, aunque no necesariamente aparece reflejado, al contrario que Portugal. En los libros de texto suele aparecer un fumie, las imágenes cristianas que se obligaban a pisar para demostrar el rechazo a esta religión,9 los mon o sellos de los señores feudales con letras del alfabeto10 o bien la ruta de las misiones a Europa.11
En Filipinas, obviamente, el hecho principal es la ejecución de José Rizal en diciembre de 1897, tras ser condenado a muerte en juicio. Aunque los filipinos, como el resto de países asiáticos, tratan de evitar enfocar a los culpables y se centran en los sufridores, la repercusión en la imagen de España es indudable. Después, la llegada a Filipinas durante la primera vuelta al mundo, aunque apenas tengan constancia de Elcano. Por último, los hechos alrededor de 1896-1898, por suponer el fin de la presencia española en Filipinas, conocido como la Revolución Filipina, aunque el año 1898 significa en este país, ante todo, el comienzo de la guerra contra Estados Unidos. La Guerra Civil Española también resulta conocida, pero en buena parte por sus repercusiones en Filipinas, puesto que una palabra que sigue siendo conocida y utilizada son los “falangistas”.
Artistas
Japón: Se conoce sobre todo a Picasso (24%), en buena parte porque su Guernica aparece en los libros de texto al referirse a la Guerra Civil.12 Lo siguen Gaudí (17%) y Dali (3%).
El conocimiento de los artistas españoles es difícil de precisar en Filipinas, puesto que a pesar de la posibilidad de un conocimiento directo de artistas como Murillo, es difícil que ello se haya preservado por la propia carencia de medios visuales durante el período español, a excepción de los cuadros y representaciones eclesiásticas, normalmente a cargo de pintores locales. No hay constancia de importación de arte sacro de España en el siglo XX, antes bien al contrario, y el resto de artistas, como los mencionados en Japón, han sido conocidos de forma indirecta, a través del filtro estadounidense.
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Semejanzas y diferencias
Ningún japonés ve a España como un país semejante, calificativo que se llevan países del sur de Europa o los latinoamericanos, con la única excepción del 1,4% que nos ven como los franceses. Al contrario, se nos ve opuestos sobre todo a los chinos (20,5%, especialmente entre los jóvenes), pero en especial a los países de Asia Oriental, como los coreanos (12,1%) o ellos mismos (12,3%).
No tiene porqué ocurrir lo mismo en Filipinas, que se precia de ser el único país católico de Asia. Aunque ya no desdeña al resto de países asiáticos, como hacía hasta la década de 1970, ayudado por su nivel de vida tan elevado y por encima de toda la región, excepto Japón, los filipinos tienen una cierta tendencia a reflejarse en los españoles. Las menciones a España aparecen continuamente, como en el tema del idioma o los nombres (se dice: “Un filipino es quien come comida china, tiene un nombre español, habla inglés…”). También aparecen a nivel más simbólico, como en los bailes o en su propio traje nacional.13
Opinión sobre España
Un 59% de japoneses tiene buena opinión sobre España (16% muy buena y 43% buena) frente a sólo un 7% mala, aunque la opinión resulta, comparando otras encuestas, que es peor que la de Estados Unidos o la de Europa sobre España, y que los japoneses tienen una opinión algo mejor que al revés (índice 52 frente a índice 49). Tiene la característica común de que mejora según avanzan la edad y los estudios [130]. Se confía relativamente en los españoles, por encima de franceses, italianos y no-europeos, aunque por debajo de alemanes, ingleses y norteamericanos [134].
En Filipinas, España está asociada con la oligarquía más extremadamente rica. Es resultado de una política del gobierno estadounidense a raíz de la II Guerra Mundial, cuando la referencia al “feudalismo español” para explicar los males de Filipinas pasó a ser hegemónica. Zóbel de Ayala, Soriano, Elizalde, etc., son familias que automáticamente se asocian con España aunque algunos de ellos hagan esfuerzos por distanciarse. Este hecho suele tener aspectos positivos al provocar una relativa envidia y una aspiración por alcanzarles, pero no se advierte, entre otras razones por la existencia de una relativa vergüenza hacia esa identidad hispana.
La enseñanza en la escuela tampoco ha ayudado. Hay una tendencia que ya empezó José Rizal a considerar el período prehispánico como una especie de comunismo primitivo, igualitario y feliz, roto por la llegada de Legazpi. A partir de entonces, los Filipinos habrían pasado a ser un pueblo oprimido, al que se intentó esclavizar, etc. La misma tendencia se da en la isla de Guam.
Comparación con el propio país
Los japoneses consideran que los españoles tienen un respeto por el medio ambiente (45%, una idea que tienen especialmente los jóvenes) y un prestigio de la cultura (51%, disminuyendo significativamente en el caso de los jubilados) superior a la suya, mientras que el desarrollo económico (62%), el científico-tecnológico (63%, especialmente deteriorado para los jubilados) y la calidad de vida (40%, disminuyendo con el nivel de estudios) es inferior.
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Resulta difícil comentar el caso de Filipinas.
Conocimiento y simpatía
En Japón, los estereotipos no favorecen, puesto la asociación con los toros o, especialmente, con la pasión suele ir acompañada de opiniones generalmente peores [288-290]. Entre los que han estado en España con relación a los que no la han visitado, los cambios principales son en relación a los datos, pero no sobre los aspectos simbólicos de la imagen. Las diferencias no son importantes, excepto por la perdurabilidad de la imagen del español perezoso, que se ve reforzada entre los visitantes (79% de los que visitan España lo consideran, frente al 65% de media).
Sobre Filipinas es también difícil opinar.
Conclusiones
Lo mas importante es que “la imagen de España en Japón es buena pero sólo en la medida que se asocia a lo tradicional, lo expresivo, lo cálido” [292], expresado en las referencias al “torero Raúl”, señaladas por Javier Noya. Las principales posibilidades de introducir productos se dan en los alimentarios, pero no los tecnológicos, producto de una imagen de país poco desarrollado en este aspecto. España tiene un problema importante, además, de estereotipación o resistencia a la experiencia directa por medio del contacto directo provocado por el turismo, con un coste de oportunidad perdida mayor que con el turismo europeo [348].
En Filipinas, la imagen ha cambiado desde los Juegos Olímpicos, siguiendo la estela de la imagen de España en el mundo. La característica principal de Filipinas es comparable a la de Guam, dos territorios que al modificar su propia percepción están también cambiando la de los países que son parte de su historia. Empezó en Guam, donde los chamorros hace ya algunas décadas que empezaron a ver de otra forma a los países colonizadores y desde hace algunos años ocurre un proceso parecido en Filipinas, donde ya no se culpa automáticamente al período español de sus males y hay una tendencia a percibirle no sólo con sombras sino también con luces.
Se podría decir que la imagen de España en Japón es más de diversión y centrada en las clases medias (es decir, sin que sus productos tengan los precios altos de Francia o de Italia), mientras que la existente en Filipinas es más de seriedad y relacionada con las clases más pudientes de la sociedad. En algunos casos, Japón resulta un ejemplo recurrente para el resto de los países asiáticos como país líder en modas y una sociedad más avanzada, como la referencia a la calidad de vida, el respeto al medio ambiente y la consideración por el arte. En otros, el caso Filipino puede resultar más representativo, al proceder de una sociedad menos urbanizada. La pasión y los toros, en definitivo, no tienen porqué suponer el carácter negativo que refleja la encuesta en Japón. La política a seguir en ambos países, de esta forma, puede ser diferente, porque mientras en el caso de Japón parece más urgente buscar la complementariedad, en el caso de Filipinas debería de predominar la búsqueda de similitudes.
Florentino Rodao
Profesor de la Universidad Complutense de Madrid
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1 Roland Barthes, El imperio de los signos, Mondadori, Madrid, 1991 (1ª edición de 1970).
2 Javier Noya, La imagen de España en Japón, Real Instituto Elcano, 2004.
3 “Ishihara is ‘War Maniac’, Pyongyang”, The Japan Times, 17/XI/2002.
4 Noya, op. cit.
5 Noya, op. cit., 124.
6 Gudula Link, “El ser humano en los cuatro puntos cardinales. Imágenes chinas de lo extranjero”, en Revista Española del Pacífico, vol. VIII, 1998, p. 480, www.cervantesvirtual.es/hemeroteca/estpacifico.htm
7 España y China, 1927-1967, Taipei, 1994, p. 106.
8 Manila Chronicle, 13/VI/1994, editorial “Spanish Ruins”, proponiendo verlo “para permitirnos ver las ruinas de la antiguamente católica España”; 28/VI/1994, “In Defence of the MTRCB” [Movie and Television Review and Classification Board].
9 Libro de texto.
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