Para el centenario de 1998, Rafael Rodríguez-Ponga tuvo un papel fundamental como director general de Políticas Culturales. Pero Rafa, además, es un enamorado del Pacífico, adonde fue por primera vez en los años ochenta; se notó mucho ese empuje personal suyo en la inclusión de la Micronesia, con un curso en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) y una conferencia en Guam en 1899, en la que dio su charla en chamorro, la lengua local de esta isla. El público alucinaba; en un principio me recordó mucho a Japón, porque allí los extranjeros suelen empezar con una palabra o una frase en japonés para ganarse la empatía del público. En Guam también, pero lo de Rafa fueron diez minutos enteros hablando en chamorro -según los nativos, usando más palabras de lo normal provenientes del castellano. Además, Rafa impulsó una exposición sobre El legado español en el Pacífico, de la que Javier Galván impartió el seminario y yo contribuí a la coordinación con un artículo donde ofrecía una visión general. Para la exposición, tuve el orgullo de aportar también algunas fotos, en especial la de la garita de la portada, en la bahía de Umatac, donde arribaban anualmente los galeones de Manila en su camino hacia Manila. Mi foto de la garita es antes de que se pintara de blanco, porque esa reforma ha sido una de las grandes polémicas de la isla durante años: se pintó con cal y se dejó como había estado durante siglos, pero ya no parecía antigua. Y es la única que tienen en la isla. En México, el lugar donde nació el arquitecto que la reformó, hay cientos de ellas.