Este tipo de concursos son muy frecuentes en otras latitudes, no sólo en Japón, y están muy bien para que mientras se aprende un idioma se aprenda a exponer unas ideas de forma coherente, expresarlas y luego, lo más complicado, responder a una pregunta que se puede entender…. o no. Y que puede demostrar si uno es un busto parlante que ha memorizado un texto, o si también sabe interactuar. Como miembro del XXVIII Concurso de Oratoria en Japones, fue un placer volver a encontrarme con mi profesor Fernando Rodríguez Izquierdo, con mi querida Shigeko Suzuki, con el querido amigo, que siempre nos deja anonadados a todos con su japones, Paco Barberan y por supuesto con el director de la Asociación Tora, el “guapo” Doi, alma de los concursos, y con el resto de los amigos japoneses, empezando por el embajador Mizuyoshi, que aparece en el centro de la foto.