Ya que era un texto que iba a ser traducido, me esforcé por hacer una visión general de la presencia española, contextualizando los primeros encuentros con los tenidos por otros países y el proceso de cristianización frente al de otros países con el ejemplo de Diego de Sanvítores, matado por el padre de una niña moribunda a la que Sanvítores quiso bautizar antes de morir. Un ejemplo significativo, porque sugiere que a esos misioneros le importaban, al menos, las almas de los chamorros. Eso no significó que los españoles fueran menos crueles que otros colonizadores, porque tras sofocar las rebeliones el número de chamorros adultos vivos fue escasísimo. Aunque con una pequeña diferencia, los niños vivos de padres muertos eran mandado con los misioneros: podían ser educados en el cristianismo.
Incluyo también una foto del líder nativo Quipuha, pero también de San Isidro Lancheru, patrón de Inarajan y, por supuesto, de pulpa secándose para la fabricación de copra, un producto tan necesario para entender la atracción alemana de fines del siglo XIX. Trato de contextualizar el imperio español, compararlo con otros imperios y enfrentar la narrativa general que se refiere al imperio anquilosado, retrasado y demás. Aun así, tuvo críticas cuando lo leyeron. No lo cambié, lo siento, antes de nada soy historiador. También me criticaron por el otro lado cuando me pidieron una entrada sobre el imperio español para la enciclopedia de Brij Lal para la universidad de Hawai’i.
“España en el Pacífico,” Islas del Pacífico: El Legado Español, Madrid, Lumwerg, 1998, pp. 27-35 Hay versión en inglés.