Aunque lo he intentado, nunca he dormido en un “capsu-hoteru”. Lo intenté en un viaje. Era el primer hotel de la lista con habitaciones libres para esa noche, pero cuando dije que quería cama doble, el tono me sugirió que probablemente no era lo que deseaba. En otras dos ocasiones, salí de marcha y prefería echarme a dormir antes de que abriera la estación, a las seis de la mañana. Pero estaban llenos. Otro día busqué uno para echarme una cabezada, pero no lo encontré. Ni son tan ubicuos, ni son lo más normal. Suele haber uno cerca de cada estación importante y se utilizan en Tokio porque, teniendo hora y media de camino a casa por lo general, son una alternativa a los taxis, caros y difíciles de encontrar las noches de los fines de semana. Los “capsu” cuestan unos 20 euros y es posible entrar también por el día, por dos o tres horas, para echar una siesta, ducharse o simplemente descansar. Los “business-hoteru” son una alternativa menos estresante y barata. Por unos 80 euros, la habitación tiene cama, ducha, lavabo, armario pequeño para perchas (cinco máximo) y el pasillo, con el televisor encima de la cama. Por poco más, los “love-hoteru”. Película porno, condones y máquinas expendedoras con artilugios de lo más diverso. Se puede ir por horas y, además, suelen ofrecen regalos a la clientela habitual. Y tienen cama doble.
http://hemeroteca.lavanguardia.com/preview/2002/06/05/pagina-41/33982863/pdf.html