Fue el comentario del día. El profesor había entrado en clase y, sorprendido de que la pizarra no estuviera limpia, pidió que alguien la borrara y que en lo sucesivo esperaba que al llegar a clase estuviera todos los días limpia. Por supuesto, nadie se levanto a limpiar la pizarra y los alumnos se preguntaron quién se había creído y dónde se creía que estaba. Era un profesor japonés en la universidad española y los alumnos, aunque estaban inmersos en la clase de cultura japonesa, no se explicaban como se le ocurría pedir eso.
Llamó la atención que Raul hubiera recogido los balones tras el entrenamiento. También le sorprendió a un profesor universitario japonés enseñando en España que nadie hubiera limpiado la pizarra antes de su llegada y lo mismo nos ocurre a nosotros al ver los empleados agacharse ante los jefes. Se puede llamar jerarquía estricta.
Quizás no lo es tanto. La persona más influyente en su pensamiento es Confucio, quien incitaba a que cada uno estuviera contento con su posición. Como buen conservador que era, predicaba que el de abajo tenia que obedecer al de arriba, desde el subordinado frente al superior, el hijo frente al padre, la mujer al marido y el hermano menor al hemano mayor. Pero también decía que el de arriba tenía que preocuparse por los de abajo.
Más aún, los de abajo tendrían derecho a librarse de los gobernantes, incluso de manera violentas, si no velaban por ellos. Porque la jerarquía en estos países obliga también al que está arriba Trasladado al Mundial, este ejemplo significa que tanto coreanos como japoneses esperan que se preocupan de ellos y conozcan el país.