No tanta perfección

Japón tienen problemas muy graves. Está sumergido en una crisis que dura ya más de un decenio. Es decir, es estructural. Afecta a la economía, a la política y se puede percibir en todo momento. Nuestros problemas al poner en marcha el euro no llegaron ni a la suela del zapato de los que tuvo el Banco Mizuho, a pesar de ser un BBVA a lo grande, el pasado 1 de abril. Nacido tras la fusión del Fuji, del Dai-Ichi Kangyo y del Industrial de Japón, apenas un puñado de los cajeros de cada banco anterior reconocían las tarjetas del otro, millones de órdenes de trasferencias no se cumplieron y otras 30.000 se repitieron. La ciencia también anda en crisis. Un arqueólogo que aseguraba la existencia de un homo erectus en Japón antes incluso que en África no fue rebatido abiertamente por sus colegas hasta que un programa de televisión le grabó secretamente colocando las piezas que luego esperaba “descubrir”. Así, ahora se sugiere que todos los yacimientos del paleolítico temprano y medio son sospechosos. Es curioso que, a pesar del goteo de noticias de este tipo, la imagen del Japón perfecto continua sin mácula. Al ser presentado el Plan Asia-Pacífico en octubre de 2000, un conferenciante intelectual dijo que el modelo japonés “funciona a las mil maravillas” y las referencias al paraíso tecnológico japonés proliferan. Hay muchos japonés y muchos japoneses, como en cualquier otro lado. Unos están más perfeccionados, y otros menos.

http://hemeroteca.lavanguardia.com/preview/2002/06/06/pagina-55/33985221/pdf.html

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