Vida de perros

En 1992 a un chaval japonés que estudiaba inglés en Estados Unidos le mataron durante la fiesta de Halloween al entrar en el jardín de una casa. Su dueño le dijo que parara en un inglés no muy inteligible y, como no lo hizo, le disparó. Los padres del chico, después, promovieron una recogida de firmas instando a que Estados Unidos tuviera unas leyes más estrictas para la posesión de armas y se lo entregaron directamente al presidente Clinton. No se les hizo mucho caso. Pero para mí fue algo histórico. Era la primera vez que los consejos fueron en dirección contraria. Porque durante años los occidentales han ido allí (y a muchos otros sitios) diciendo lo que hay que hacer y lo que no. Si se hace en las dos direcciones puede ser positivo, porque ellos también nos podrían dar buenos consejos. No ocurre, y siento que la actitud coreana sobre la carne de perro va en el camino de ese creciente hastío hacia los sermones de recién llegados. Su consumo fue prohibido en los Juegos Olímpicos de 1988, pero ahora no. Muchos coreanos, sobre todo mujeres y jóvenes, nunca toman carne de perro, pero cada vez hay menor actitud de avergonzarse. Yo prefiero recordar las excelencias de la comida coreana: el bulgoki, el bibbimap, la carne a la parrilla, la salsa negra o el kimchi. Es una carne más deliciosa que las hamburguesas. Y se la sirven en un idioma que entienden.

http://hemeroteca.lavanguardia.com/preview/2002/06/10/pagina-57/33994695/pdf.html

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