Un montaje publicitario

Estaba en Japón cuando le eliminaron en el último Mundial. Cené con Richard Werner, que ha descrito cómo el propio Banco de Japón estalló la burbuja financiera en 1989, y con Masao Miyamoto, autor de “Straitjacket Society” (“Sociedad en camisa de fuerza”), una de las resueltas críticas a los burócratas nipones. Con su chupa de cuero, Masao-san se resistía a parecer el típico funcionario y a abandonar la batalla que perdería años después. En cuanto empezó el partido contra Yugoslavia, la algarabía fue continua, con silbidos y aplausos continuos, y pensábamos que Japón estaba ganando por goleada. No, empate a cero. Y cuando Richard y Masao se fueron y llegó el gol de Suker que eliminaba a Japón, siguieron los aplausos y los murmullos expectantes en cuanto su equipo pasaba a campo contrario, aunque menores. Estuve atento a escuchar críticas al árbitro o a los jugadores. Ni un taco. Lo mismo con los partidos, se le aplaude al contrario si gana y el equipo nacional, aunque haya perdido 5-0, es recibido con aplausos. Yo no diría que fuera a pasar eso aquí en un futuro. El fútbol asiático es sobre todo montaje publicitario: los jugadores son aplaudidos porque son famosos y salen en la tele y las revistas. Y se les llama “tarento”. Apúntenlo, porque la admiración aquí también aumenta de forma proporcional a los minutos de televisión.

http://hemeroteca.lavanguardia.com/preview/2002/06/03/pagina-56/33978170/pdf.html

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