Yasukuni militarista

Cuando visité este santuario sintoísta que está en el centro de las controversias sobre el pasado militarista de Japón, estaba predispuesto a pensar que era una exageración. El festival de unos días antes había sido parecido a los demás: las chicas del grupo de baile se movían a ritmo de discoteca, aunque las canciones eran tradicionales. La estatua del creador del Ejército japonés y las banderas japonesas eran comprensibles: el templo, al fin y al cabo, está dedicado al reposo de los soldados muertos. Los cañones y los torpedos tenían su pase: el armamento era el símbolo del desarrollo tecnológico al que tanto aspiró Japón desde su apertura en 1868. Pero la exposición sobre las guerras de Japón en la era moderna ya fue demasiado. Vídeos de la guerra y exaltación pura y dura del militarismo. Además, manipulación, como en la foto de la vía del ferrocarril transmanchuriano, que los propios militares nipones hicieron estallar en 1931 como excusa para invadir Manchuria. El texto adjunto (sólo en japonés) limitaba la autoría de esa explosión a una hipótesis apuntada en el desacreditado tribunal militar puesto en marcha tras la derrota, y ello a pesar de lo bien documentada que está la bravuconería de los militaristas japoneses, a espaldas incluso de su propio Gobierno. Todos los muertos merecen descanso, también los causados por el expansionismo japonés

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