Fue la única vez que salí tarifando. Quise ir a la piscina (cubierta) y, primero, me obligaron a esperar la apertura en horario de tarde, luego me impidieron que siquiera metiera el periódico en el recinto para poder leerlo, después me impidieron que me tirara de cabeza aunque la piscina estaba vacía y al final, cuando accedí a todo y bajaba por la escalerilla, me recordaron que no tenia gorro de baño. Iba ya preparado. En Japón se paga por horas, no hay césped, estaba acostumbrado a las duchas obligatorias previas al recinto, ya me habían echado la bronca por nadar a lo largo, me enteré que un salvavidas pitó histérico mientras buceaba y ya había visto las piscinas sin trampolines y los carteles prohibiendo tirarse de cabeza. Pero siempre me había metido sin gorro y hasta entonces había logrado disfrutar de mi vicio metiendo el periódico en una bolsa de plástico.
Son necesarias las normas en unas piscinas tan congestionadas. A pesar de lo que llueve en Japón, casi ninguna casa tiene piscina, en parte por el espacio y en parte por el gasto de agua, que fue el motivo de otra campaña para que las mujeres evitaran lavarse diariamente sus largas melenas. Pero a veces es la lógica de la reglamentación es la que impone sus normas. No se si llegaremos aquí a los mismos extremos pero, ahora, muchas piscinas tienen las obligaciones que primero vi en Japón. Será que nos vamos niponizando.