Era inevitable. Las anécdotas sobre precios insólitos de Japón vuelven a ser noticia: 250 euros por el taxi al hotel, 100 por comer en restaurantes “normales” y alquileres de pisos por las nubes. No es falso, el aeropuerto de Narita está a 60 kilómetros de Tokio y hay restaurantes que dejan la cartera temblando. Pero tampoco es lo normal, ni siquiera para los turistas. Hay dos líneas de metro que llegan al aeropuerto y multitud de autobuses que dejan directamente en los hoteles o en las estaciones más céntricas. Con servicio en inglés y alguno de lujo, como el tren Narita Express o los Limousine Bus, es lo usado por todos, excepto los incautos. Ninguno de ellos cuesta más de 3.000 yenes, y hay un expreso por 1.080 yenes en total. En los restaurantes, aunque la cantidad es menor, un menú del día (setto) ronda los 1.000-1.200 yenes, y los extranjeros se pueden beneficiar de que la mayoría tienen réplicas muy fieles de los platos en el escaparate. Hay también cafés a tres euros (con toallita caliente (o-shibori), vaso de agua con hielos, una pasta y música), pero también los hay por un euro, y las siempre ubicuas máquinas expendedoras los tienen por algo menos. Son exageraciones que explican en parte que el turismo occidental sea tan escaso en Japón. A pesar de que el servicio, sobre todo en los hoteles japoneses (ryokan), sea fuera de lo común. Japón no es para macuteros sin dinero, pero por un sobreprecio se puede llegar a las nubes.
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